La semana pasada tuvimos el segundo módulo del curso sobre “Constelaciones organizacionales y coaching sistémico” que organiza EMANA. En esta ocasión el módulo lo impartia Katia del Rivero. Fueron tres días intensos y ricos compartidos con el magnífico grupo de participantes.
A lo largo de estas jornadas Katia centró su aportación en dos grandes pilares: la forma de estructurar y enfocar una entrevista desde la perspectiva del coaching sistémico y el Principio Rector, entendido como la fuerza de vida tanto de personas, como de equipos u organizaciones. Aquello que nos conecta con la vida y que se fortalece con las vicisitudes de la propia vida.

Estamos acostumbrados ha hablar de Misión, del para qué, de la organización pero el Principio Rector no es un sinónimo. Es difícil que una declaración de Misión desborde de energía vital, son declaraciones formales que a muy poca gente le conectan, a muy poca gente le dan “sentido”, aunque le permitan tener mayor claridad sobre para qué está su organización.

El Principio Rector es justamente lo contrario, algo que puede parecer que no tiene mucha relación con el qué hacer de la organización pero que en lo más profundo es lo que le da la fuerza de vida. Aquella fuerza que le ha permitido sobrevivir a situaciones muy críticas. Alinearse con ese Principio Rector es una manera de conectarse con esa energía profunda. Cuando la organización vive de espaldas a él es garantía de conflicto y/o de estancamiento.

Con Katia practicamos la metodología que ha desarrollado para identificar ese Principio Rector y en cuyo impulso inicial tuvo un papel significativo una conversación con Jan Jacob Stam,  Si la declaración de Misión se construye sobre la base de la lógica y la racionalidad, aunque se utilicen técnicas participativas, el Principio Rector requiere de una metodología que haga aflorar esos elementos de una forma mucho más conectada con la parte emocional de las personas. Lo practicamos primero para cada uno de nosotros individualmente (nuestro Principio Rector personal) y luego lo realizamos con un planteamiento organizacional o de equipo.

Para cualquier organización, identificar su Principio Rector puede ser una magnífica oportunidad para reflexionar sobre lo que les mueve de forma más profunda. Sobre el grado de alineamiento que tiene actualmente con él. El proceso hace aflorar temas y aspectos que frecuentemente quedan ocultos bajo el manto de racionalidad que caracteriza el funcionamiento organizacional. Abrir la puerta a esta mirada es una tremenda oportunidad para conectarse con la profunda energía que anida en las organizaciones y que las llevó a ser creadas y a sobrevivir a lo largo del tiempo.