Esta pintada resume poéticamente los dos tipos de motivación que nos plantea Jose Antonio Marina en su libro Los secretos de la motivación, que comenté en un post anterior. La motivación de inicio y la motivación para la tarea.
Al referirse a esta segunda plantea un tema interesante ¿es el deber una motivación? Y, si bien en un principio parece que deber y deseo no pueden ir de la mano, Marina nos argumenta que sí, que el sentido del deber, entendido como la introducción de valores deseables, sí es una motivación. En este sentido afirma “algo puede ser deseable y no ser deseado“. “El compromiso es una creación cultural relacionada con el sentimiento del deber, que constituye un nuevo modo de motivación, exclusivamente humano. Hay cosas que debo hacer, aunque no tenga ganas de hacerlo, porque es mi obligación realizarlas
Esta motivación vinculada al deber, Marina la denomina motivación ejecutiva, y es esta motivación la que nos lleva en muchas ocasiones a “quedarnos”, a mantener el impulso inicial de la motivación generadora. De forma más genérica, a la hora de abordar lo que nos motiva para mantener la acción a lo largo del tiempo, Marina vuelve a su triunvirato: deseo, incentivo, facilitadores. Sólo que ahora de lo que se trata es de reforzar el deseo, aumentar los incentivos y desarrollar nuevos facilitadores. En este marco realiza algunas sugerencias:
  • El incentivo, ya sea premio o castigo, siempre ha de ir vinculado a comportamientos específicos, no a rasgos de personalidad.
  • Desarrollar la capacidad para interpretar el fracaso como fuente de aprendizaje.
  • Fomentar el saberse competente para enfrentarse a los problemas.
  • La perseverancia es el mejor predictor de éxito en cualquier actividad. Y la perseverancia se aprende por imitación.
  • El esfuerzo debe ser reconocido por sí mismo, no por los resultados que obtiene.
  • Es importante dejar claro con hechos que las acciones tienen consecuencias, algunas de ellas desagradables.
  • Es necesario entrenamiento: un hábito se adquiere por repetición.
  • El talento es un largo entrenamiento. No hay genios perezosos. El talento está al final, no al principio.
  • Cultivar la tolerancia y la aceptación de la frustración son factores clave para la residencia, nos permiten ser resistentes ante los azares de la vida.
Para terminar, una reflexión de Jose Antonio Marina:

La motivación es un fenómeno íntimo, que emerge del fondo de nosotros mismos, pero que está profundamente influido por la sociedad y la cultura.