Hace un par de meses, Georg Senoner publicó un breve artículo en el blog del IOCTI (programa de entrenamiento internacional Intensivo en Constelaciones Organizacionales) bajo el título “Misleading principles”, que podemos traducir por “principios que inducen a confusión”. Su lectura me ha generado dos reacciones diferentes.
 
La primera, de apreciación ante el cuestionamiento de lo que parece incuestionable. Georg se  pregunta abiertamente sobre la aplicabilidad en las organizaciones de los denominados Principios Sistémicos que Bert Hellinger identificó en su teoría sobre las dinámicas organizacionales. No es fácil salirse del paradigma mayoritario y Georg muestra de nuevo su “laicismo”, su alejamiento de posiciones místicas o de ortodoxias supuestamente inmutables. Me gusta esta actitud, creo que es la base del avance del conocimiento. Cuestionar lo incuestionable nos abre a nuevas posibilidades, a nuevas reflexiones.
 
El enfoque sistémico en las organizaciones no es algo cerrado, es un proceso en construcciónEsto nos obliga a preguntarnos continuamente sobre el sentido de lo que hacemos y los fundamentos teóricos que lo sustentan. Más aún la herramienta que en castellano se ha dado en llamar “constelaciones organizacionales”, aunque este concepto genera un universo simbólico a su alrededor poco útil. Prefiero hablar de “configuraciones” o “representaciones espaciales” de una situación organizacional. 
Los denominados principios sistémicos conllevan, como subraya Georg, la limitación para su aplicación en la empresa de no haber surgido desde el análisis o la reflexión del funcionamiento de los sistemas, en general, o de los sistemas organizacionales. Su punto de partida es un sistema con características muy singulares como lo es la familia. Yo añadiría, que arrastran también cierta arrogancia por la propia grandiosidad de su denominación: “principios sistémicos”. Esta grandiosidad hace que ese concepto se confunda con “otros” principios sistémicos vinculados a la teoría de los sistemas. La diferencia es que esos “otros” principios sistémicos sí son de aplicación a cualquier sistema. Otro pensador sistémico de las organizaciones, Peter Senge, también aporta su propia relación de “leyes” de la quinta disciplina (el pensamiento sistémico).
 
Sin embargo, el artículo de Senoner también me ha llevado a preguntarme por qué, cuando escuché esos principios de pertenencia, orden y equilibrio entre dar y tomar, me parecieron una aportación clasificadora para muchas situaciones que había vivido en las organizaciones. Incluso en qué forma me han seguido resultando útiles para aproximarme a los problemas de las organizaciones con las que he trabajado. Quizás, de una forma muy sistémica, esta llamada a pensar de Georg Senoner nos puede permitir un planteamiento que sea capaz de integrar “lo uno y lo otro”. Lo que esos denominados principios sistémicos aportan y lo que dejan fuera.
 
Desde esta perspectiva, en mi experiencia, hay algunos elementos aportados por estos principios sistémicos que son muy útiles para entender las dinámicas organizativas y que me parece importante tener presentes:
– La trascendencia de que esté claro el lugar que cada uno ocupa en la organización y cómo afecta la confusión en ese ámbito.
– Las consecuencias de ocupar un lugar que no corresponde.
– El impacto de que no se reconozca la contribución de los que formaron parte del sistema y ya no están.
– Así como la falta de reconocimiento a la aportación que cada uno ha hecho y hace al propósito de la organización, ya sea por el tiempo que lleva, por su contribución a los resultados o por el lugar de responsabilidad que ocupa.
– La forma en que afecta a la dinámica del sistema el desequilibrio entre lo que se aporta o se siente que se aporta y lo que se recibe o se siente que se recibe.
 
Creo que son aspectos significativos que conviene tener en el radar cuando uno se sitúa ante una organización, pero no son los únicos ni necesariamente son la puerta mejor para encontrar lo que Senge llama “el punto de palanca”, aquel en el que un esfuerzo relativamente pequeño puede lograr un impacto muy significativo en el cambio del sistema. Puede que elevar esas ideas a “principios sistémicos” pueda generar más confusión que otra cosa, especialmente cuando se trata de definirlos con esquemas conceptuales más propios de los sistemas familiares. Sin embargo, como decía, sí considero que dan una perspectiva útil para entender algunas dinámicas que generan problemas y dificultades en las organizaciones.

¿Y tú como lo ves? ¿Qué experiencias tienes en relación con estos temas? Nos encantará ampliar el debate a quienes os apetezca hacerlo.
 
Sobre este y otros muchos temas tendremos oportunidad de compartir y practicar con Georg Senoner en el programa “Management inteligente: herramientas sistémicas para empresas y organizaciones” que organiza EMANA en Bilbao. Comienza los días 23, 24 y 25 de febrero de 2017. Los otros dos módulos del programa serán los días 30, 31 de marzo, 1 de abril y 11, 12, 13 de mayo. Te animo a vivir con nosotros esta experiencia. Tengo la absoluta certeza de que no te arrepentirás. Para apuntarte contacta con la directora de EMANA, María Carrascal, en el 615 759 154 o bien a la dirección de correo mcarrascal@emana.net.