El ya lejano 2 de febrero visitó Bilbao Rafael Echeverria. Una persona muy especial para mi ya que fué el profesor central del curso de coaching ontológico que realicé en 2001. Y no fué un curso cualquiera. Nueve meses de trabajo duro pero, sobre todo, de volver la mirada hacia dentro, hacia mi mismo. Volver la mirada para tomar consciencia de cosas que te gustan y de muchas otras que no, pero que son precisamente las que te abren la posibilidad de desarrollarte como persona y como profesional. Puedo afirmar con rotundidad que en mi vida hay un antes y un después de esa formación en coaching. Un antes y un después de conocer a Rafael Echeverria.
No le véia desde hace unos siete años. Reencontrarme con el, con Alicia, con Ana, con Raquel… con algunas de las personas con las que compartí ese recorrido fue algo especial. A la conferencia asistimos más de 400 personas. Unas 80, ex-alumnos y alumnas del programa ABC (The Art of Business Coaching), compartimos mantel y volvimos a sentir la singular conexión que sólo generan las experiencias vividas y compartidas que están teñidas intensamente de emociones.

 

 

En cuanto a contenidos, la conferencia de Rafael no aportó nuevos conceptos. Hizo un recorrido por sus ideas clave, recogidas en su libro Ontología del Lenguaje, de las que subrayo algunas:

 

    • No hay un “ser” que permanezca inmutable, el cambio es lo único constante, reclamando así la herencia de Eráclito.

 

    • El lenguaje no se limita a describir la realidad, es en si mismo generador de realidades. Lo que decimos, cómo lo decimos, lo que no decimos, lo que nos decimos a nosotros mismos genera nuestra identidad pública y privada.

 

    • Las organizaciones pueden ser entendidas como una red de conversaciones y, en consecuencia, nuestra competencia para conversar es determinante para la efectividad de la organización.

 

    • El trabajo ha cambiado radicalmente sus elementos nucleares. La preponderancia del trabajo del conocimiento hace totalmente ineficaz una gestión basada en el mando y el control. Los nuevos gestores han de desarrollar competencias genéricas que les permitan construir confianza.

 

  • El elemento central para lograr generar equipos de alto rendimiento es la escucha. Pero no la escucha asociada al oir, sino la escucha que lleva a comprender al otro.

 

En todo caso, volvió a cargarme las baterias y a recordarme lo poderosa que es su propuesta, poderosa para hacer avanzar a las organizaciones hacia una nueva realidad en la que se conviertan en lugares estimulantes para trabajar. Estoy con ganas de hincarle el diente a su libro sobre la escucha.