Imagina la situación. Tu empresa decide recompensarte por tu buen rendimiento el pasado año y, para ello, te da a elegir entre asistir a un curso de formación para el desarrollo de tus competencias de liderazgo o un viaje de cuatro días a Canarias para ti y otra persona. Parece obvio, ¿no? Salvo si uno tiene que dar una respuesta “políticamente correcta” la inmensa mayoría nos inclinaríamos por el viaje a Canarias.

¿Y si lo miramos de otra manera? ¿Qué tal una mínima evaluación de costes y beneficios? Pongamos que el viaje a Canarias tiene un valor de 1.200€ ¿y el curso de formación qué valor podría tener? ¿Y si la mejora de tus competencias como líder te abre la posibilidad de obtener un puesto de mayor responsabilidad en la empresa? ¿Y si esa mejora implica una mejora salarial de 5.000€ al año? ¿Cuántos viajes a Canarias podrías hacer? ¡¡¡¡y además cada año!!!!

Cambiemos de lado ¿Cuánto gasta tu empresa en formación? ¿Y si le sumamos el valor de las horas de trabajo que se han empleado en acudir a esa formación? ¿Y qué sabemos de lo que esa formación ha aportado? Si tu empresa es como la mayoría, con suerte sabrás cuanto les ha gustado el curso a las personas que han acudido. Si les ha parecido que el aula era adecuada, si la persona docente o facilitadora ha sido bien valorada, …

Pero ¿qué información tienes sobre su utilidad práctica? ¿ha generado algún cambio en los comportamientos de las personas asistentes? ¿ha tenido algún impacto en la productividad? …

El próximo 31 de enero, organizado por EMANA, impartiré un taller sobre la evaluación de la formación en la empresa que te permitirá incorporar formas concretas de evaluar el impacto de la formación más allá de la satisfacción de las personas que han acudido al curso. El curso se realizará en el hotel Silken Indautxu de Bilbao de 9:00 a 14:00 y de 15:30 a 18:30. Para inscribirte pincha aquí.

Más información aquí.