En el post anterior comencé a compartir 15 aspectos que considero claves para ser un buen equipo directivo. Continúo aquí con el resto.

9. Proactividad. Escuchar y anticiparse. Un equipo de dirección efectivo ha de ser capaz de identificar los temas antes de que se conviertan en problemas y mucho antes de que sean “problemones”. Cuando el tsunami está en la orilla pocas opciones nos quedan. La alerta temprana es clave y eso pasa por saber escuchar lo que pasa en la organización y no esperar a que los temas se agraven. No esperar a que el incendio estalle.

10. No mirar para otro lado en los conflictos. Un equipo de dirección efectivo no teme a los conflictos. Y no lo hace por una inclinación sádica o masoquista, sino porque sabe que el conflicto puede ser una oportunidad de avanzar si se sabe gestionar. O convertirse en una carcoma organizativa si se oculta o se trata de quitarle importancia. La organización necesita de un equipo directivo que se sitúa con valentía ante los conflictos, sabe abordarlos y los gestiona para transformarlos en energía que impulsa a la organización.

11. Dar reconocimiento. Un equipo de dirección tiene la responsabilidad de generar un contexto motivador, de retroalimentar la energía organizativa. Y para ello es clave ser capaz de identificar aquellos aspectos que merecen ser reconocidos. No solo los logros, sino también los esfuerzos. No solo los grandes éxitos, sino también los microéxitos. Identificarlos y hacer llegar a las personas que nos hemos dado cuenta de lo que han hecho, de lo que se han esforzado, de lo que han evitado, de lo que han conseguido,… por pequeño que pueda parecer.

12. Representar y defender a la organización. De un equipo directivo se espera que sea un buen representante de la organización, del servicio, del departamento. Qué sepa trasladar a otros la realidad de la organización, sus potencialidades, sus capacidades,… y también defenderla cuando se le cuestiona o se pretende que haga cosas que no están en su mano o pueden generarle serios problemas. Ha de hacerlo y, muy especialmente, ser capaz de trasladar a la organización que lo hace. Su legitimidad para liderar puede estar muy condicionada por cómo es visto en el desempeño de estas tareas. Su lugar de bisagra entre “el dentro y el fuera” de la organización supone cuidar esta vertiente.

13. Cuidar los límites internos. También se espera de un equipo de dirección que garantice el cumplimiento de las normas internas. Que no permita que nadie se las salte. Cuando el equipo de dirección no se implica para garantizar el cumplimiento de los límites internos su legitimidad se va erosionando. Esto supone afrontar los incumplimientos, el desempeño inadecuado, los comportamientos contrarios a los valores de la organización, … En la mayoría de las ocasiones no es quien ha de abordar estos temas en primer lugar, pero si no se hace o no se hace con éxito, no puede eludir esa responsabilidad.

14. Mantener reuniones efectivas. Un equipo de dirección no lo es solo cuando se reúne pero cristaliza en sus reuniones. Y suelen ser muchas a lo largo del año. Es clave que sepa funcionar de manera eficiente. Dedicando el tiempo necesario, pero no más a sus debates. Tomando acuerdos claros, que luego sigue. Siendo coherente en el traslado de lo acordado al resto de la organización.

15. Dar ejemplo: ser el cambio que quieres ver en tu organización. Finalmente, y no precisamente el menos importante, es esencial que el equipo directivo se muestre como el ejemplo de lo que quiere ver en la organización. Para ello, es importante preguntarse periódicamente, en qué medida estamos actuando como ejemplo y qué tenemos que reforzar en nuestra forma de hacer las cosas. No es suficiente con tener un discurso sólido y bien elaborado, la clave son los hechos que muestran nuestros comportamientos.