Para conocer una organización, una mirada que me parece interesante y reveladora es la que se centra en lo que en ella se conversa. Qué temas son motivo de conversación y dónde. Hay algunos asuntos que se tratan en los foros “oficiales”, en los Comités u Órganos de Dirección, pero hay otros que se no se hablan nunca ahí pero son motivo de interés reiterado en otros círculos más informales. Incluso cuando se hablan en ambos tipos de foros no se abordan de igual manera. Frecuentemente las propias personas de la organización reproducen este comprtamiento sin tener mucha conscienca de él. Un proceso de coaching, individual o de equipo puede ayudar a reconocer esos fenómenos y entender cómo pueden estar influyendo en los problemas que vive la organización.
Pero hay conversaciones que están “prohibidas” en la organización, situaciones, conflictos, asuntos de los que no se puede hablar. Son los secretos compartidos. Algo que pasó, algo que ocurrió, de lo que la organización en su conjunto prefiere no hablar. Cuando digo prohibidas me refiero a un acuerdo tácito de que es mejor no hablar de eso. Unos pueden hacerlo por miedo, otros para evitar conflictos, otros porque prefieren olvidar,…. Sin embargo, esas conversaciones que no se tienen también influyen en la dinámica de la organización y son a menudo los nudos que no se han desanudado, las contracturas que nos duelen y que renunciamos a masajear. De nuevo los procesos de coaching pueden llevar a las personas y/o a los equipos a tomar conciencia de esos conflictos no resueltos que están aparentemente enterrados, a comprender cómo están influyendo en los problemas presentes, en los síntomas que hoy afloran de esa enfermedad mal curada.
En la medida en que esas “no conversaciones” están borradas de la vida de la organización, en ocasiones llegan a quedar tan enterradas que no es fácil que afloren en un proceso de coaching ejecutivo o de equipo. Más dificil es aún que afloren aquellas “no conversaciones” que incluso la organización ha “olvidado”. Situaciones que ocurrieron hace tanto tiempo que resulta muy dificil identificar una causa efecto con lo que pasa hoy en día, situaciones que se dieron por resueltas pero que siguen presentes en las corrientes más profundas de la organización. Por ejemplo, aquel accidente laboral que costó la vida a un trabajador y que fue formalmente resuelto pero que ha dejado una fuerte huella en el funcionamiento de su equipo. Aquella relación afectiva entre dos directivos que acabó mal en lo personal pero ambos consideran que no ha afectado a la relación profesional,…
Todo esto viene a cuento de algunas reflexiones que me han surgido en el taller sobre “Constelaciones estructurales” que han impartido los alemanes Matthias Vargas Von Kibed e Insa Sparrer, en el marco de la formación intensiva en Constelaciones Organizacionales y Coaching Sistémico organizada por la Fundación EDE. Las dinámicas que genera esta metodología hacen brotar esos elementos “secretos”, ocultos incluso en la consciencia de la organización, de las personas que la componen. Les permite así visualizar lo que no era visible, acceder a una información que estaba en la organización pero que , por multiples y variadas razones, quedó enterrada. De esta forma se abre la comprensión y el entendimiento de lo que ahora ocurre, de lo que ahora atenaza a la organización, permitiendo que de nuevo fluya la energía que el conflicto oculto bloqueó, facilitando así un abordaje constructivo de las dinámicas profundas que estaban generando las dificultades que llevaron a solicitar un apoyo externo.
Todo esto, no sé por qué, me suena a versiones revisadas de las teorías freudianas, buscando el origen de todos los males en las represiones infantiles, o de los recuerdos inducidos, que al final acaban empujando al paciente a autoconvencerse de cosas que no pasaron o pasaron de otra forma.
Bueno, ¿y las organizaciones con esas teorías acaba siendo más efectivas o qué?
Mi opinión y mi experiencia es que sí, que cuando una organización identifica dónde está la fuente de un conflicto, de un problema, de una limitación, encuentra con más facilidad la manera de afrontarlo con éxito.
El que te suene a freudiano no parece que te resulte especialmente estimulante. Quizás si lo puedes escuchar desde algún otro lugar, como los enfoques sistémicos, te puede sonar mejor. Y si no siempre nos quedará el Rock and Roll :-).