Resulta difícil encontrar una organización que no se muestre quejosa en relación con su comunicación interna. Yo, al menos, no la he encontrado. Quizás sea por eso que cuando alguien plantea que tiene problemas de comunicación interna todo el mundo asienta comprensivo ¡¡¡ y quién no !!!! Sin embargo, cuando veo tanta unanimidad se enciende en mi la luz roja de alerta. Demasiado claro, demasiado fácil. Así que al escuchar la existencia de este problema aparentemente tan universal suelo ponerme en “modo indagación” ¿a qué te refieres cuando hablas de problemas de comunicación interna? Y aquí el asunto se empieza a poner interesante. Es como al quitar la tapadera de un puchero, resulta que dentro hay guisos de todo tipo, aunque todos estén dentro de un puchero, aunque todos estén catalogados dentro de las dificultades de comunicación interna.
En unos casos, lo que aparece con fuerza es “no logramos que llegue a toda la organización la información que queremos transmitir”. En otros, el problema es que hay personas con responsabilidad en equipos que no ejercen una función transmisora de lo que ocurre, tanto de arriba hacia abajo como de abajo hacia arriba. También podemos encontrar que el problema de comunicación interna se centra en el poco uso de la Intranet, después de una fuerte inversión en ella.
Mientras nos movamos en el genérico, “la comunicación interna”, el concepto oculta más de lo que aclara. Para avanzar es necesario “destapar el puchero” ¿qué nos gustaría lograr que no logramos? ¿qué nos está impidiendo lograrlo? ¿cuál sería un buen resultado si pudiéramos modificar lo que ahora no nos gusta? ¿a qué está contribuyendo la situación actual? ¿quién o qué perdería si esta situación cambiara? ¿cómo estoy contribuyendo yo al mantenimiento de este problema?
Desde ahí aparecen dificultades a la hora de definir si lo que buscamos es informar o pretendemos comunicar, lo que implica también capacidad de escucha. Surge el deseo de generar compromiso a través de boletines informativos, olvidando que para generar compromiso es necesario crear un contexto que va mucho más allá de un instrumento de difusión. Aparece el malestar por la falta de participación, sin comprender que la participación que se obtiene está en relación con la participación que se da. Surge un mundo de dificultades y retos mucho más multicolor que la etiqueta que frecuentemente lo oculta: los problemas de comunicación interna. Pero ¿qué problemas?
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