Hay muchas actividades profesionales en las que es imprescindible mirar primero hacia uno mismo antes de mirar a los demás. En cualquier versión del coaching es un requisito fundamental. En general, cualquier intervención psicológica o psicosocial lo exige. Pero este requisito no se queda ahí, cuando se trabaja como facilitador, ya sea de procesos de aprendizaje, procesos participativos o de otro tipo, el saber identificar lo que hay de uno en las dinámicas que se generan, tiene una importancia clave en la calidad del servicio que se presta.
Aunque los años van cayendo inmisericordes sobre mi biografía, sigo sintiéndome un aprendiz y, como tal, cada año participo en varias acciones formativas para mantenerme activo, engrasado y ¡¡¡¡vivo!!!!
Y claro, en coherencia con lo comentaba al principio, son ya muchas las ocasiones en que he tenido que “mirar hacia dentro”. Es curioso que por muchas veces que lo hagas siempre encuentras algún matiz que se te había escapado.
Una de las últimas ocasiones en que se planteó esa “mirada interior”, la pregunta era ¿qué te apasiona?. No se si producto del destilado de otras miradas o una especial conexión producida en ese momento, el caso es que la respuesta me salió del alma. Me apasiona explorar. Disfruto una barbaridad adentrándome en territorios nuevos, en nuevos conceptos, en nuevas metodologías, en nuevas formas de hacer las cosas. También me encanta viajar a lugares que hablan otros idiomas, visitar lugares que nunca he visto. Sin embargo, es explorar con el que me conecté tiene más que ver con la exploración intelectual.
En el proceso de acreditación con la Metodología Belbin de roles de equipos, al aplicar en mi mismos esa metodología (otra vez “mirando hacia uno mismo”) me sorprendió una barbaridad que los demás me vieran como un “explorar de recursos”. Mi primera interpretación de ese rol había sido que correspondía con personas a las que les gustaba ir buscando recursos para el equipo y no me veía en ese papel de ir pidiendo presupuesto, medios, …. Tras esa sorpresa inicial, profundicé más en ese rol y entendí que tenía una vertiente que yo no había identificado. Una vertiente que subraya el papel en un equipo de quién está alerta ante nuevas metodologías, nuevas formas de hacer las cosas, esa persona que trae al equipo novedades e innovaciones…. y ahí sí me sentí identificado. Explorador, me gusta.
Cuando exploro “fluyo”, es como si el tiempo se detuviera. Pero ese explorar adquiere pleno sentido cuando comparto lo explorado. Así que, el compartir surge tremendamente unido al explorar. Este blog es una forma de canalizar ese compartir. La facilitación de talleres y cursos de uno u otro tipo también son otra forma de compartir lo que exploro. El proceso de acompañar a una organización a hacer frente a algún tema que le preocupa también adquiere para mi esa doble vertiente de explorar (en este caso un problema diferente, una organización distinta, una nueva forma de encontrar el camino,…) y compartir (lo aprendido en otros procesos, lo indagado a través de lecturas, lo escuchado a otros,…).
Sí, explorar y compartir me apasionan.