Las lecturas sobre temas profesionales las lleno de subrayados. Y cada vez que releo algo varios años después me pregunto ¿cómo pude subrayar esta tontería y no hacerlo con esta frase que es central?
Con los años he ido comprendiendo que el que lee no es el mismo unos años después y cuando leemos, cuando escuchamos, cuando percibimos lo hacemos desde el tamiz del momento en que vivimos. Lo que entonces era para mi clave hoy ha pasado a ser casi una obviedad. En cambio, ahora encuentro un matiz que en su momento me paso totalmente desapercibido.
Hoy he estado en la primera de las jornadas del taller de Gunthard Weber en Bilbao, organizado por EMANA.  Me acerco a subrayar algunas de las ideas que más me han resonado desde esa limitación tan humana. No es lo más importante que ha dicho Weber sino lo que hoy me ha inspirado de alguna manera.
Gunthard Weber nación en Alemania en 1940. Médico psiquiatra, en 1984 fundó la Asociación Internacional de Terapia Sistémica. Posteriormente creó el Grupo de Trabajo Internacional “Soluciones sistémicas según Bert Hellinger”. Se le considera el pionero del uso de la herramienta de las constelaciones en el entorno empresarial. El mismo subraya su doble vertiente terapéutica y organizacional. Una maravilla poderlo escuchar en Bilbao ¡¡¡¡gracias María Carrascal!!!!
El taller de estos dos días se centra en las empresas familiares, ejemplo paradigmático de la interconexión entre las dinámicas sistémicas familiares y las dinámicas sistémicas organizacionales. Weber ha ido salpicando la jornada de reflexiones más personales junto con casos reales traídos por las más de 40 personas participantes.
Su propia presencia es merecedora de ser vista y compartida. La forma serena con la que entrevista al cliente. Su capacidad para mostrar humanidad, incluso cuando confrontaba lo que el cliente planteaba, es extraordinaria. No he podido evitar pensar lo que una persona de 75 años puede aportar en una sociedad que idolatra los atributos de la juventud y se permite llevar al baúl de los recuerdos a personas con una experiencia y un saber hacer impresionantes.
También me ha llamado la atención su acento “terapéutico”. Busca dar una solución a su cliente. Al menos ponerle en un camino significativo para él. Interviene de manera clara en la propia constelación, dejándose guiar por su intuición y por las hipótesis que maneja. Y lo hace hasta el punto que algún participante le ha cuestionado esa forma de hacer frente a otras menos “intrusivas”. Weber ha indicado que para él el criterio de éxito es la utilidad para el cliente no el juicio de otros colegas. Reconoce que su forma de hacer es eso, su forma de hacer. Respeta las que tienen otros profesionales pero esa es la suya y considera que les es útil a sus clientes. 
Viéndole trabajar, de nuevo he visto la trascendencia de que el cliente exprese en una pregunta lo que quiere trabajar. Citando a Hellinger ha afirmado que un cliente debería ser capaz de expresar en tres frases la pregunta que le gustaría resolver. Sin una pregunta clara el proceso no puede encontrar un ritmo efectivo. Y la mera búsqueda de esa pregunta ya es en muchos casos una intervención significativa. Su manejo de la entrevista inicial pivota en torno a la expresión de esa pregunta y el grado de importancia para el cliente de la misma.
El otro tema que de nuevo he vivido con intensidad es la importancia de ocupar “el lugar” que te corresponde en el sistema familiar, en el sistema organizacional. La falta de claridad sobre el lugar que se ocupa, el solapamiento del lugar de un sistema en el otro, la ocupación de lugares que no son los tuyos, la transición de un lugar a otro…. son elemento habitual en prácticamente cualquier organización, a la vez que fuente de dificultad y dolor.  
Y mañana más.