Hace unos días impartí un curso introductorio a la gestión de Calidad en los Servicios Sociales organizado por la Asociación Vasca de Municipios EUDEL. En mi recorrido en el Ayuntamiento de Getxo estuve 13 años desempeñando las funciones de responsable técnico del Departamento de Servicios Sociales. Provenía del ámbito de la salud y en él se habían empezado a incorporar los principios y métodos de la gestión de calidad. Por otra parte, mis inquietudes profesionales se habían movido en el terreno de la evaluación de las políticas públicas. Cuando me incorporé a los Servicios Sociales municipales me llamó la atención la escasa tradición gestora que había en ellos. Este curso me ha hecho ver cómo han cambiado algunas cosas pero cómo otras siguen siendo asignaturas pendientes.


Ahora hay Responsables Técnicas, Coordinadores, Directoras. Antes eramos pocas, muy pocas las personas que ocupábamos plazas con esas funciones. Ahora me pregunto si habrá demasiadas. Un sistema tan descentralizado, en el que encuentras equipos formados por menos de 10 personas, necesita a alguien que realice funciones de coordinación y gestión. Sin embargo, probablemente el sistema sería más eficiente si quien desempeñara esa labor gestora lo hiciera a la vez en varias de estas pequeñas unidades. Me parece importante mantener la fortaleza de la descentralización pero dándole las justas dosis de gestión compartida.


Por otra parte, el presupuesto que se gestiona desde estos servicios se ha ido incrementando de manera sustancial. Incluso hay organizaciones compuestas por decenas de personas, con servicios externalizados que es necesario seguir y evaluar. Sin embargo, la preparación en gestión es más bien escasa y cuando se da, frecuentemente autodidacta. Los Servicios Sociales, y no sólo los municipales, necesitan profesionalizar más las labores gestoras para mejorar en la prestación de los servicios, modernizando y mejorando continuamente la gestión de la organización.

Otra asignatura que sigue pendiente, me temo, es la transformación del entramado organizativo de los Servicios Sociales de Base. Salvo en los municipios más grandes, el resto de profesionales viven en estructuras enormemente pequeñas, cuando no “troceados” entre varios ayuntamientos. Esa situación impide una adecuada gestión de las personas que facilite la movilidad horizontal, la carrera profesional, la gestión del conocimiento,…. Algún día alguien tendrá que plantearse si esta forma de organizar los Servicios Sociales de Base es la más adecuada para cumplir los objetivos que se les encomienda. Mi respuesta es claramente negativa.


Ahora que está tan presente la innovación, diría que los Servicios Sociales necesitan mucha innovación, pero sobre todo necesitan innovar su propia estructura organizativa. Una innovación que debería pasar, en mi opinión por mantener los altos niveles de descentralización actuales en la prestación de servicios, con los beneficios de cercanía a la ciudadanía, implicación de las autoridades locales y del entramado asociativo, pero generando un mayor grado de centralización en la plantificación, gestión y desarrollo de las personas que trabajan en estos servicios.